Hablan de que un Gobierno democrático en búsqueda de distinguirse por su cercanía a la población, mantiene ideas alejadas de la protección ambiental. En materia de uso de plaguicidas tóxicos, en el uso de organismos transgénicos, en la búsqueda de impulsar la minería, en las barreras a la agroecología y en fin, en otros conceptos más.
Los seguidores del Señor Presidente no pueden señalar que el Dr. Toledo es incongruente, falso, traicionero o neoliberal; ya que él ha dedicado toda su actividad profesional a la defensa del ambiente y en contra de todo lo que le daña. Cuando fue invitado a la Semarnat el Presidente sabía que invitaba a un gran activista y a un muy buen investigador. Nadie puede llamarse a engaño. Las palabras de Toledo siempre han sido las mismas, la diferencia es que antes las gritaba fuera del Gobierno y en contra justamente de quienes ahora han sido identificados como conservadores y neoliberales.
A nivel público, al menos tres errores ambientales ha tenido la presidencia del Señor López Obrador, i) clausurar la obra del aeropuerto de la Ciudad de México sin un estudio ambiental que avalara su accionar, lo puso a votación popular; ii) el permitir una generadora de energía en el estado de Morelos, otra vez por votación popular; y iii) finalmente las limitaciones de los estudios ambientales que permiten el avance del tren Maya (por cierto también criticado por Toledo y por cientos de investigadores nacionales y extranjeros). El punto no es estar a favor o en contra de las obras, sino en contra del método utilizado. Cierto es que el método que utiliza el instrumento de las Manifestaciones de Impacto Ambiental puede ser perfeccionado, sobre todo en la fase de la consulta pública, pero aquí y en China, con mejores o peores herramientas, es el método a utilizar. En un mundo globalizado dónde las empresas extranjeras siguen buscando recursos naturales (minerales, agua, tierras) en naciones con legislaciones ambientales débiles, la mejor defensa es una ley fuerte e incluyente.
El voto popular generalizado no puede ser la opción para las decisiones ambientales complejas. No es cierto que la voz del pueblo es la voz de Dios. La participación social INFORMADA, por otro lado, es la mejor alternativa para mejorar o desechar proyectos que ponen en riesgo los patrimonios locales. Creo en la democracia no en la demagogia. Creo en la educación, aborrezco la manipulación.
Cuando Toledo llegó a Semarnat me dolió, sabía que México perdía la libertad de una de las voces más fuertes y, hasta el pasado miércoles, la realidad me había dado la razón. Hoy el grito de un gran ambientalista se escuchó y fuerte. Repito, para el bien de México, que le vaya bien a Toledo. Su derrota vía crítica gubernamental. Por ejemplo, el primer mandatario ya manifestó al respecto: que en su gabinete había libertad de opinión pero al final la responsabilidad de las decisiones le corresponden a él en su calidad de Presidente. En consecuencia, Toledo puede salir derrotado sin dejar la Semarnat. En cuyo caso, lo que conviene es que renuncie y regrese a nuestro lado.
La pandemia, la corrupción, la violencia, la educación a distancia y por supuesto, la crisis económica. Son cinco temas que nadie puede negar que aparentemente son más importantes que la protección ambiental. Pero sin agua, sin tierras sanas, sin biodiversidad, habría hambre, tristeza (se imaginan un mundo sin flores, sin palmeras a la orilla del mar, sin mariposas o delfines?), enfermedades y muerte, mucha muerte, más que todas las pandemias juntas, acabaría la humanidad.
Así que las votaciones populares son útiles para la fotografía y para las imaginaciones de corto plazo, pero las verdades no se ocultan, aunque se invisibilicen a través del uso masivo de redes sociales. Ni derechas ni izquierdas, ni dioses o diablos. Simplemente seres vivos y un único planeta para todos.