San Luis Potosí, S. L. P. México
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SI OLVIDAMOS MORIREMOS DE SED
04/08/24 | 10:56 | Por: Fernando Díaz-Barriga
El día de la sobrecapacidad de la Tierra marca la fecha en la cual la demanda de recursos y servicios ecológicos de la humanidad en un año concreto, supera lo que la Tierra puede regenerar en ese año. Este año tal día fue el pasado primero de agosto. Es decir, a partir de ahora, los recursos que se gasten el resto del año entran al cajón de pérdidas.

Países culpables hay varios, curiosamente muchos de ellos son naciones desarrolladas como Estados Unidos, Qatar o los europeos. En cambio, Marruecos o Ecuador surgen con ejemplos a seguir por el buen manejo de sus recursos.

Así que vamos mal e iremos peor. Un planeta de plástico, un planeta caliente, un planeta contaminado por decenas de miles de compuestos químicos, en guerra, en pobreza, en desnutrición, en desigualdad, y sin líderes con credibilidad mundial.

En esta ruta de enfermedades planetarias, las recientes lluvias anómalas de la ciudad de San Luis Potosí pasaron desapercibidas a nivel nacional e incluso ya fueron olvidadas por lo local.

Todo el mundo declaró, unos a favor de las presas, otros a favor de colecta subterránea, en fin; un clamor por el coraje de ver tanta agua sin poderse usar, en un área que sufre de crisis hídrica. Un enojo justificado, pero a mi parecer un poco equivocado. Es cierto, presas y colectores bien situados podrían ser una pequeña solución, pero el problema se mantiene. El problema no es colectar el agua de lluvias anómalas. El verdadero problema es que hemos puesto cemento sobre los caudales de los ríos y les llamamos avenidas. Ponemos cemento de fraccionamientos en los cerros y le llamamos desarrollo urbano. Ponemos cemento que calienta y enferma en los días calurosos, pero nos jactamos de puentes y facilidades para el transporte vehicular.

Ahora Villa de Pozos también es municipio y con él aparece un nuevo popote para un vaso de agua ya compartido (con San Luis Potosí, Soledad, Cerro de San Pedro, Zaragoza y Villa de Reyes). La administración del acuífero se agrava aún más, esto también se ha olvidado.

Planeta enfermo, ciudad olvidada y ya se habla de las elecciones para Gobernador. Dónde hasta Morena competirá como oposición. Espero que en esta época de precampaña (hay tres años de camino), se piense más en soluciones con visión metropolitana, con visión regional y menos con los esquemas cerrados de este municipio es mío.

Porque de lograr trabajar soluciones sostenibles desde lo regional, podremos crear modelos de trabajo que alienten esquemas ascendentes para crear alternativas globales. Plantear la unión de lo intercultural a nivel local con lo internacional a nivel mundial. He aquí un camino que lleve a la equidad transgeneracional. No gastarnos a lo tonto el agua que le toca a las generaciones futuras sería el verdadero objetivo.

Administrar el recurso hídrico, por ejemplo, limitando su uso en lo industrial (innovando en el reciclaje y la instalación de empresas que no consuman agua en grandes cantidades), limitando su uso a nivel agrícola (innovando en técnicas de consumo mínimo y recuperando permisos de uso de agua) y disminuyendo las pérdidas al distribuir el agua (innovando en los sistemas de monitoreo de fugas).

Por supuesto que necesitamos colectar de mejor manera el agua de lluvia por mínima que esta sea, pero que no se nos olvide, la principal fuente es el agua subterránea y está siendo pésimamente manejada.

Entonces y así de pronto, caemos en cuenta que, tanto para el planeta como para la ciudad, lo que se requiere es de innovación y la innovación no nos caerá del cielo. Requerimos de ciencia y de ciencia de alta calidad.

En la mesa sobre la discusión de presas y colectores, no se incluye el invertir en ciencia. Llovió, pero el problema se mantiene y se agrava con cada espacio de tiempo que se desaprovecha para la construcción de alternativas. Urge el conocimiento y la creación de grupos transdisciplinarios y multiinstitucionales, con recursos suficientes para la innovación.

Y eso que no hemos hablado de la calidad, porque toda agua que llegue a la población debe ser evaluada, aunque venga de las presas y sea de la lluvia.

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