San Luis Potosí, S. L. P. México
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SI YO FUERA EL PRESIDENTE DE LA PANDEMIA
02/08/20 | 12:58 | Por: Fernando Díaz-Barriga
En muchas situaciones de la vida todos somos expertos en criticar, pero no en participar. En otras palabras, no es lo mismo ser borracho que cantinero. Por ello, ahora quiero escribir la colaboración pensándome con el poder, con todo el poder que tiene un Presidente Mexicano.
En primer lugar utilizaría el cubrebocas, desde chicos sabemos que la mejor educación es con el ejemplo y que la congruencia genera certidumbre y credibilidad. En segundo término cambiaría al Secretario de Salud y que él decidiera sobre el destino del Subsecretario. ¿Por qué cambiar al Secretario de Salud? simple, lo que urge es un salubrista público y el Dr. Alcocer es un gran científico. ¿Nombres? Hay muchos pero buscaría sobre todo al Dr. Julio Frenk. Difícil que deje la rectoría de la Universidad de Miami, pero bueno, de ese tamaño necesitamos que sea el líder de la Salud del país.

A continuación plantearía el cambio de estrategia en el manejo de la pandemia. Me olvidaría del esquema centinela y de inmediato incrementaría el muestreo de la población. El nivel de muestreo actual es de 20 a 100 veces menor que el de los países que han logrado controlar la pandemia en sus territorios. Sin muestreo no podemos rastrear a los expuestos ni a los asintomáticos. ¿Cómo incrementar el muestreo? Primero a través de muestras compuestas y después buscaría el apoyo de las Universidades. Pero además, promovería estrategias de muestreo que ya están en fase exploratoria en otros países (por ejemplo, el uso de muestras de saliva, la metabolómica, etc.). En tanto se ajustara el muestreo, exigiría el uso de aplicaciones telefónicas para detectar posibles casos (por sintomatología), Israel es un buen ejemplo del uso de esta estrategia. El punto es detectar a tiempo los casos, para evitar los brotes. Con la aplicación además, pueden identificarse las áreas de la ciudad de muy alto riesgo. Por ejemplo, la zona industrial es la principal fuente de contagio que afecta a toda la zona metropolitana de San Luis Potosí.

Aplicaría el uso obligatorio del cubrebocas en toda la ciudad (no solamente en establecimientos comerciales), prohibiría reuniones sociales de más de cinco personas y pondría a la Guardia Nacional apoyada por el Ejército y la Marina a vigilar las ciudades. Por supuesto no abriría bares y me olvidaría de eventos gubernamentales, incluyendo las celebraciones de independencia.

Todo lo anterior es fácil, lo difícil es lo económico. ¿Me interesa la salud del pueblo? Pues más me vale que me interese su economía. Las cifras de INEGI son impresionantes, en el segundo trimestre del año, la economía mexicana se hundió -18.9% respecto al mismo periodo de 2019 debido al cierre de actividades por el coronavirus. Se han perdido 12 millones de empleos, 60% de la población ha visto mermados sus ingresos. Pedirle al país que se meta a su casa a una nueva cuarentena está de locos. El asunto es que para el virus, México es un platillo de cardenales. Se sabe que los obesos, hipertensos y/o diabéticos son los más vulnerables y los mexicanos ocupamos primerísimos lugares en estos padecimientos. Ello en parte explica las altas cifras de COVID-19 en nuestro país.

Así que reactivar la economía y rápido, pero cuidando a la población. Muy difícil cuando dos de los cuatro sectores más importante para el ingreso de dólares como lo son el turismo y el petróleo no están en números rojos sino púrpura. Faltando ver como se recupera (si es que lo hace) la industria automotriz y esperando que las remesas no caigan. Uff, de dónde sacar dinero, ¿De más impuestos? me matan. Apostaría por los agronegocios (sector menos afectado) y anticipando el grito ambientalista, también apoyaría a la minería (ojo, no en todas las regiones). El precio del oro está al tope, así que también les aumentaría los impuestos a los mineros transnacionales. Finalmente estimularía el turismo nacional con un nuevo enfoque en los derechos de la naturaleza (no se contrapone con el punto anterior).

No termino aquí, la próxima semana plantearé lo que desde la UASLP estamos haciendo y haremos, anticipándonos al segundo brote invernal. En otras palabras, no necesitamos ser presidentes para ser dueños de una cantina chiquita.
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