El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó nuevas proclamaciones que imponen un arancel del 25 % sobre todas las importaciones de acero y aluminio, reeditando una política de su primer mandato que benefició a los fabricantes de metales locales, pero generó controversia y tensiones comerciales con países aliados.
UNA POLÍTICA PROTECCIONISTA QUE REVIVE LAS GUERRAS COMERCIALES
Desde la Casa Blanca, un funcionario confirmó que no habrá excepciones en la aplicación de estos aranceles y que se ordenará una mayor supervisión aduanera sobre las importaciones de estos metales.
La medida es bien recibida por la industria siderúrgica estadounidense, que argumenta que enfrenta dificultades para competir con el acero y el aluminio extranjeros, a menudo más baratos. Kevin Dempsey, presidente del Instituto Americano del Hierro y el Acero, respaldó la decisión y destacó la importancia de una industria nacional fuerte para la seguridad y economía del país.
No obstante, los nuevos aranceles podrían provocar represalias comerciales de Canadá, México y la Unión Europea, principales proveedores de acero y aluminio a Estados Unidos. Además, impactarán a las industrias que dependen de estos insumos para la fabricación de automóviles, maquinaria industrial y herramientas, sectores que enfrentarán costos significativamente más altos.
EFECTOS ADVERSOS EN LA ECONOMÍA Y EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Durante su primer mandato, Trump ya había implementado aranceles del 25 % al acero y al aluminio, lo que derivó en conflictos comerciales con varios países. Si bien su administración y la de Joe Biden lograron acuerdos con Canadá, México, la Unión Europea, el Reino Unido y Japón, la política arancelaria generó distorsiones en la economía estadounidense.
Un estudio de la Comisión de Comercio Internacional reveló que, si bien los aranceles impulsaron la producción de acero y aluminio en 2,250 millones de dólares en 2021, también afectaron negativamente a las industrias que dependen de estos insumos. El encarecimiento del metal redujo la producción de estos sectores en 3,480 millones de dólares, contrarrestando los beneficios obtenidos por los productores de acero.
A pesar de esta evidencia, Trump defendió su decisión con el argumento de la reciprocidad arancelaria. “Muy simple, si nos cobran, les cobramos”, expresó el mandatario al anunciar la medida mientras viajaba a bordo del Air Force One rumbo al Super Bowl.
IMPACTO EN EL COMERCIO GLOBAL Y NUEVAS AMENAZAS ARANCELARIAS
Los países más afectados por estos aranceles serán Canadá, Brasil, México, Corea del Sur y Vietnam, los principales exportadores de acero a Estados Unidos. En el caso del aluminio, los proveedores clave son Canadá, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China.
Si bien Estados Unidos importa poco acero directamente desde China, el gigante asiático sigue siendo un factor determinante en el mercado global, ya que su sobreproducción provoca una caída de precios a nivel internacional, afectando la competitividad de los fabricantes estadounidenses.
Además de los aranceles al acero y aluminio, Trump ha amenazado con nuevas tarifas sobre bienes provenientes de Europa, Taiwán y otros mercados clave, abarcando sectores como el cobre, los productos farmacéuticos y los semiconductores.
La aplicación de estas medidas abre un nuevo capítulo en la política comercial de Estados Unidos, con un enfoque proteccionista que podría tener repercusiones económicas globales y profundizar las tensiones con sus principales socios comerciales.