En su mayoría, los mandatarios se dedicaron a ver transcurrir su etapa como gobernantes sin preocuparse por dejar una huella significativa por la que pudieran ser bien recordados en función del beneficio que acarrearía a los habitantes del estado y, más bien, en ocasiones se les recuerda por sus yerros o ilícitos como quedó grabado en la mente de los que fueron sus gobernados de lo que puede darse cuenta en un breve
Por ejemplo, allá por 1985 llegó como el candidato a gobernador por el PRI un personaje arropado por la rancia potosinidad y visto como un gran operador político llamado Florencio Salazar Martínez, quien se dedicó a abrir frentes de ataque ente poderosos correligionarios y, con la oposición entonces liderada por Salvador Nava Martínez, intentó imponer en la alcaldía a su maestro Guillermo Medina de los Santos, lo que provocó la quema del Palacio Municipal aquel 1 de enero de 1986, hecho que constituyó el principio de su caída el mes de mayo del siguiente año.
Después llegaría al gobierno estatal Leopoldino Ortiz Santos, un amigable huasteco que permitió a su cuñado involucrarse en la asignación de contratos a sus amigos, lo que dio lugar al escándalo de la “obra pública” asunto por el que principalmente se le recuerda.
Varios años después arribaría al cargo otro huasteco y doctor, Fernando Toranzo Fernández, recordado por su gris y mediocre gobierno, en el que imponía y disponía su señora esposa, a quien se le atribuyeron maniobras financieras en el DIF estatal, mientras su marido y gobernante disfrutaba su actividad favorita, la pesca, y así vio terminar su mandato sin afanarse en hacer o construir algo que valiera la pena para permanecer en la memoria de sus exgobernados.
También, vendría a ocupar la gubernatura un personaje panista de prosapia como se tenía a Marcelo de los Santos Fraga, autor de la construcción de los puentes de la avenida Salvador Nava y del bulevar San Luis. Lamentablemente para él, no pudo dejar esas obras como un legado limpio, pues su decisión de contratar un crédito por mil 500 millones de pesos en las postrimerías de su mandato, lo enturbiaron al no quedar en claro el destino que se le dio a ese dinero y que a la fecha sigue siendo un misterio.
Posteriormente, llegó a encabezar el gobierno estatal Juan Manuel Carreras López etiquetado espléndidamente por Ricardo Gallardo como culpable de la “herencia maldita”, que, según este, engloba daños patrimoniales por más de 20 mil millones de pesos de lo que es carta de presentación el encarcelamiento de su exsecretaria de salud Mónica Rangel de quien se comenta que la solapó por intereses oscuros, hechos por los que se habla de JMCL.
Así entonces, se entiende por qué se honra el centenario del natalicio del profesor Jonguitud Barrios, pues su obra especialmente en materia educativa está a la vista y ha sido la base del progreso que SLP ha alcanzado a partir de su quehacer gubernamental por lo que con justicia se honra su memoria mientras los demás exgobernantes yacen en el olvido como lo merece su pésimo desempeño.
ALPISTEANDO
En la aparente inconformidad de algunos panistas por la intención de la senadora Verónica Rodríguez de reelegirse como presidenta del comité estatal del PAN parece asomar ese irreprimible espíritu misógino que desde hace tiempo caracteriza al panismo potosino, aunque también puede tratarse del famoso “fuego amigo”, atizado por quienes inicialmente la impulsaron para llegar a esa posición y ahora ya la ven como un peligro para manejar la candidatura del 2027.
