San Luis Potosí, S. L. P. México
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Sección: Vida
La Viga, una sombra de lo que fue
16/06/24 | 14:48 | Por: Ferran Ferrer
San Luis Potosí, una ciudad llena de arte, de cultura, se está muriendo gastronómicamente, cada día menos oferta y la existente en un franco deterioro.

Tengo la fortuna de poder viajar por todo nuestro hermoso territorio y semana a semana, puedo comparar el progreso o retroceso de las ciudades y poblaciones que visito. Por supuesto mi móvil principal es probar la comida local y conocer cuales son las tendencias, la evolución culinaria, las técnicas, el nivel de presencia que tiene la tradición en el arraigo de las personas y de alguna manera, ver el nivel de los comensales para aceptar y recibir nuevos conceptos o si se aferran al pasado. 

San Luis Potosí, una ciudad llena de arte, de cultura, con uno de los centros más bonitos que hay en México, se está muriendo gastronómicamente, cada día menos oferta y la existente en un franco deterioro. 

El martes pasado tuve la oportunidad de ir a uno que podría decir es un clásico, La Viga, un lugar al que tenía buen tiempo de no ir y al que le tengo aprecio. 

Me sorprendió de primera mano que nadie nos diera la bienvenida hasta que estuvimos dentro, cabe señalar que eran las casi tres de la tarde y solo había una mesa de dos personas previa a nosotros. El servicio que recibimos fue bueno sin llegar a ser lo que era antes, el gerente no apareció en ningún momento y al tener una actitud sobrada la indisciplina hace presa del lugar, que está descuidado, sin pintar, algo sucio y con desorden. 

Entrado el momento llegó el caldo de camarón, ese amuse bouche que siempre deseas al principio y que te hace salivar por su consistencia espesa y untuosa lleno de umami, lo cual no fue el caso ya que era un caldo poco consistente y con un escaso sabor a camarón. 

Las bebidas cumplieron, posteriormente llegaron los platos. De primera mano unos Vigamelones (gran nombre) que son la versión de la casa a los conocidos Villamelones, tengo que admitir que de sabor muy bien logrados y apegados al sabor del Villamelón de la Ciudad de México, pero con una mala relación costo beneficio, 70 pesos con menos de 80 gramos de contenido y una tortilla pequeña, en mi opinión, caro. Una tostada de atún con gran sabor, pero coronada con 40 gramos de atún que era semi traslúcido. 

La gota que casi hace que el vaso derrame, el cóctel de camarón chico que, si bien el sabor no cumplía del todo, pasaba, pero el contenido era raquítico, 4 camarones, no sabía si reía y lloraba. 

Finalmente, el plato que reivindicó y sacó la casta escondida que ahora tiene La Viga, fue el filete de pescado empanizado, que debo recalcar, fue una porción abundante sin ser colosal que te deja perfectamente satisfecho y un sabor delicioso con una cocción excelente y un empanizado perfecto. Amigos, vayamos a la Viga, démosle la oportunidad que estoy convencido que mejoras habrá pronto. 

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