Hoy quiero hablarles de una ciudad que parece una pintura surrealista en la actualidad. Un lugar donde el tráfico no solo es caótico, sino que refleja el ánimo de sus habitantes, conductores impacientes y, a veces, temerarios. Como muchas ciudades del Golfo de México, Tampico lucha por definir su identidad como una de las puertas de entrada al continente.
Tampico tiene una historia fascinante. Fue el punto de origen del primer vuelo hacia la Ciudad de México con la antigua compañía Mexicana de Aviación. Además, aunque cuenta con pocos museos, los que tiene están impecablemente diseñados y ofrecen una experiencia enriquecedora. En la primera década de los 2000, la ciudad tenía un futuro próspero, pero en los últimos años ha sufrido los estragos de la delincuencia y el abandono gubernamental; a pesar de esto, su cocina y la calidez de su gente son razones suficientes para visitarla.
Ubicado en las costas del Golfo de México, a 430 kilómetros de San Luis Potosí capital (un recorrido de aproximadamente cinco horas en auto), Tampico es una excelente opción para un fin de semana lleno de historia y sabores únicos.
PARA LOS AMANTES DE LOS AUTOS
Uno de los mayores atractivos de la ciudad es el Museo del Automóvil, una joya para cualquier aficionado a los autos clásicos. Creado por el apasionado coleccionista Carlos Dorantes, este museo alberga una de las mejores colecciones del mundo. Aquí se pueden admirar vehículos emblemáticos, como la colección completa de Ford desde el Modelo T hasta el Ford Roadster 1930. También se exhibe un auto similar al que usaban Bonnie y Clyde en sus asaltos, el modelo que inspiró a Doc Hudson en Cars y hasta un vehículo como el que transportaba a John F. Kennedy el día de su asesinato.
La museografía es impecable, con una ambientación de primer nivel, que hace que la visita valga la pena; recomiendo dedicar al menos dos horas para recorrerlo. Además, el museo cuenta con una exposición sobre la Segunda Guerra Mundial desde la perspectiva mexicana, en honor al abuelo del propietario, quien fue un héroe de guerra.
SABORES QUE CONQUISTAN
Después de nuestra visita al museo, nos sorprendimos con una joya gastronómica dentro del mismo recinto. Aunque no tenía grandes expectativas del restaurante, resultó ser una grata sorpresa.
Probamos la pizza de aguacate, con una base crujiente, salsa de queso y finas láminas de aguacate, coronadas con una ensalada de cilantro y ajonjolí. También pedimos el chicharrón de pescado, con un empanizado ligero y una cocción perfecta, así como una carne a la tampiqueña acompañada de unas extraordinarias enchiladas huastecas verdes. Un festín inolvidable.
HISTORIA Y TRADICIÓN
Nuestro siguiente destino fue el Museo de la Ciudad, una hermosa casona del siglo XX que recrea la vida de Tampico en la década de 1920. Lo más admirable es que es un museo administrado por una empresa privada, lo que le da un valor especial a su conservación.
De ahí, nos dirigimos a un lugar icónico: El Porvenir, una cantina con más de 100 años de historia. Su lema, “Se está mejor que enfrente”, cobra sentido cuando descubres que el panteón se encuentra justo al otro lado de la calle. Aquí nacieron platillos emblemáticos como la jaiba a la Frank y las jaibas rellenas, una delicia que refleja la esencia gastronómica de la región.
CIERRE PERFECTO: TACOS AL PASTOR DE LA COSTA
Para culminar nuestra visita, probamos los tacos al pastor estilo costa en El Fogón, un sitio sencillo, pero con un sabor espectacular. Los acompañamos con un Escuis hierro, una bebida de vainilla similar al Tonicol que realza cada bocado.
UN DESTINO QUE ENAMORA
Tampico es una ciudad con historia, gastronomía y hospitalidad inigualables. A pesar de sus desafíos, es un destino perfecto para un fin de semana inolvidable. Si tienen la oportunidad, no duden en visitarla. ¡Por siempre, el mejor de los provechos!