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Sección: Vida
¿Pasión desatada por la voracidad?
02/03/25 | 13:57 | Por: Redacción
Comer con desenfreno se ha convertido en una práctica cotidiana que puede acarrear problemas de salud.

¿Sabías que una galleta Oreo es tan adictiva para tu cerebro como la cocaína? Por sorprendente que resulte, llevárnosla a la boca activa tantas neuronas en el núcleo accumbens –el centro cerebral del placer– que cuesta horrores no zamparse una tras otra. Y algo parecido sucede con las pizzas, las patatas fritas de bolsa, el chocolate y los helados. 

Resulta que los alimentos que encontramos en la naturaleza pueden llevar ingentes cantidades de azúcar o de grasa, pero nunca ambas. Sin embargo, las comidas altamente procesadas sí combinan grasas y carbohidratos. Y es precisamente esta mezcla artificial la que saca al cerebro de sus casillas y logra desatar nuestro lado más glotón, según publicó en 2015 la revista 

PLOS ONE. EPIDEMIA DE OBESIDAD MUNDIAL 

Tanto es así que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), máxima autoridad sanitaria en el planeta, señalan a los alimentos procesados como principales responsables de la epidemia de obesidad mundial.

“Generan deseos incontrolados de consumo que llegan a dominar los mecanismos innatos de control del apetito y hasta el deseo racional de dejar de comer”, sostiene Enrique Jacoby, asesor de la OMS. 

La sede central del impulso glotón la encontraron científicos de la Universidad de Míchigan (EUA) en el neoestriado, según un estudio publicado en 2012. No hace mucho que se relacionaba con el movimiento y los hábitos motores, pero nuevos análisis han revelado que, cada vez que engullimos comida, sus neuronas producen encefalina, un opioide que envía señales placenteras al cuerpo. 

En un experimento realizado con ratas, los investigadores descubrieron que cuanta más encefalina se liberaba en sus cabezas, más rápido se zampaban los M&M’s que les servían los investigadores. Si se inyectaban opioides artificiales en el estriado, la gula era tal que se daban un atracón equivalente a tres kilos de chocolate en una hora para un ser humano. Se volvían completamente insaciables. 

LAS GRASAS EN EXCESO 

La cosa se agrava cuando nos atiborramos de grasas. Una dieta rica en manteca, tocino y bollería industrial hace que aumente el número de células de la microglía en la zona del hipotálamo. Resulta que estas células activan una respuesta inflamatoria que nos influye a la hora de llenar el estómago. 

Concretamente, un estudio de la Universidad de Washington (EUA) reveló que la inflamación de la microglía puede provocar que comamos un 33 % más; a la vez que reduce en un 12 % la quema de calorías.

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