En un campamento de personas sin hogar en el noroeste de México, agentes de un cártel ofrecían hasta 30 dólares a quienes accedieran a inyectarse una nueva fórmula de fentanilo. Para los indigentes, como Pedro López Camacho, la propuesta era un riesgo mortal pero también una manera de sobrevivir. Según López, los agentes observaban y grababan las reacciones de los voluntarios. Mientras algunos, como él, sobrevivían, otros no corrían con la misma suerte.
"La gente aquí murió", relató López Camacho, describiendo el devastador impacto de las drogas experimentales que el cártel estaba probando.
UN NEGOCIO LETAL Y EN CONSTANTE INNOVACIÓN
Los cárteles mexicanos, enfrentados a restricciones globales para obtener los precursores químicos necesarios para producir fentanilo, han intensificado sus métodos de experimentación. Según testimonios de cocineros y fuentes cercanas al Cártel de Sinaloa, los experimentos incluyen combinar el opioide con anestésicos veterinarios y otras sustancias peligrosas para potenciar sus efectos.
Los laboratorios improvisados son escenario de pruebas con humanos y animales. Gallinas y conejos son inyectados para medir la potencia de las mezclas. "Si una gallina muere entre un minuto y un minuto y medio, significa que salió muy bien", explicó un cocinero. Si el lote es débil, se le agrega xilacina, un tranquilizante animal conocido como "Tranq", que puede ser altamente letal.
EL COSTO HUMANO DE LA PRODUCCIÓN
Las pruebas en humanos no son menos inhumanas. Consumidores de drogas en situación de calle son utilizados como sujetos de prueba, y aunque algunos sobreviven, otros sufren graves efectos adversos como convulsiones y espasmos mortales. Para los cocineros, las condiciones laborales no son mejores: la exposición a sustancias tóxicas provoca alucinaciones y daños físicos, mientras que el error puede costarles la vida.
Un cocinero describió su experiencia: "Puede que vomites al principio, pero uno de ellos te gritará que vuelvas al trabajo". Aquellos que cometen errores graves son castigados con encierros en condiciones inhumanas.
UNA INDUSTRIA DESCENTRALIZADA Y SIN REMORDIMIENTOS
El Cártel de Sinaloa, una organización fragmentada en múltiples células, opera bajo la lógica de maximizar ganancias sin importar las vidas que cobra su producto. Mientras algunos cocineros buscan estandarizar la producción para evitar muertes inmediatas, otros ven la letalidad como una herramienta de marketing que atrae a consumidores en busca de experiencias más intensas.
"Uno muere y nacen 10 adictos más", dijo un alto funcionario del cártel.
Los líderes del cártel, como el "jefe" de 22 años que dirige tres laboratorios de fentanilo, justifican su actividad culpando a los consumidores estadounidenses por la alta demanda. "Si no hubiera tanta gente en Estados Unidos buscando drogarse, no venderíamos nada", afirmó.
EL AUGE DEL FENTANILO MODIFICADO
Datos recientes muestran un incremento en el uso de mezclas de fentanilo con xilacina y otros aditivos, particularmente en ciudades cercanas a la frontera con Estados Unidos. Según expertos en salud, esta estrategia permite a los cárteles reducir costos y aumentar sus márgenes de ganancia.
Sin embargo, el resultado es un "lejano oeste de experimentación", como lo describe Caleb Banta-Green, investigador de la Universidad de Washington. Análisis realizados en cientos de muestras de drogas en Estados Unidos revelan una creciente diversidad de compuestos químicos en el fentanilo disponible en las calles, lo que complica aún más los esfuerzos para combatir la epidemia de opioides.
SIN ESCAPATORIA
Para los cocineros y operativos del cártel, la vida dentro de esta industria es una espiral de violencia y explotación. "Aquí no hay jubilación", dijo un cocinero. "Solo hay trabajo y muerte".
El fentanilo, una droga que ya ha causado miles de muertes en Estados Unidos y México, es mucho más que un negocio para los cárteles: es un símbolo de la brutalidad y la desesperación que define su modus operandi. Mientras tanto, las comunidades más vulnerables en ambos lados de la frontera continúan pagando el precio más alto.