Y es desde que, desde que esta
justa de adrenalina y velocidad
volvió a considerar a nuestro
país en su calendario, se convirtió en el evento masivo que
mayor derrama económica
genera durante todo el año.
Con la llegada de más de
400 mil espectadores y poco
más de 90 mil personas relacionadas directa e indirectamente
con la carrera, tan solo el gremio hotelero de la capital del
país estima tener poco más de
131 mil habitaciones ocupadas,
lo que en materia de hospedaje
haría que se superaran los 286
millones de pesos en ingresos.
La euforia y participación de los mexicanos por
la Fórmula Uno representan
además para la Federación
Internacional del Automóvil
ingresos que incluso superan
los alcanzados por el resto de
las sedes del campeonato, lo
que tan solo en lo que a transmisión se refiere supera los 7
mil millones de pesos, cifra a la
que se sumarían poco más de 5
mil 200 millones de pesos por
conceptos como la venta de
souvenirs que rondan los 585
millones de dólares.
Ahora que la euforia política se compagina con la del
Gran Circo, ¿alguien recuerda
los argumentos que la entonces Jefa de Gobierno Claudia
Sheinbaum esgrimía para no
destinar recursos a la F1 y sí,
canalizarlos a la edificación del
dichoso Tren Maya?