Y no, el foco de atención que está haciendo voltear al mandatario potosino hacia el área de su gobierno que es responsable del funcionamiento del deporte en el estado no es positivo sino todo lo contrario.
Y no crea usted que Edmundo Ríos está haciendo las cosas mal, sino que más bien el exarquero está rodeado de funcionarios que, -un día sí y el otro también-, están buscando la forma de lograr que el gobernador tome la decisión de despedirlo.
Y aunque la molestia del mandatario se hizo notoria por la sorpresiva visita que hizo a las instalaciones del Inpode, las piedras en el camino se las han sembrado a Edmundo Ríos desde hace semanas.
Basta recordar la publicación que en redes sociales realizaron reporteros de medios nacionales ante quienes Odín Patiño se presentó como “encargado” del deporte, aquel 26 de febrero en que el gobernador y su familia acudieron a Ciudad Universitaria a presenciar un partido de los Pumas.
La imagen del exarquero del San Luis es intachable, Edmundo es un hombre íntegro que está dedicado cien por ciento a su trabajo y guarda lealtad a quien le dio la oportunidad de servir a SLP.
Que el poder se ejerce y no se comparte es lo que quizá el gobernador debería explicarle a su titular del Inpode para que deje de depositar su confianza en quienes buscan pisotearlo.
