Si bien el coso de la Colonia Valle Dorado había sido considerado uno de los estadios en los que podía disfrutarse en futbol en familia, los últimos acontecimientos violentos que en su interior y en sus afueras se han generado, han llevado a propios y extraños a calificarlo como “muy peligroso”.
La violencia y los desacatos de las barras potosinas han costado millones de pesos a las diferentes directivas de los distintos equipos que por nuestra ciudad han desfilado; ni qué decir de las sanciones administrativas a que se han hecho acreedoras, pero nada aún ha rendido frutos para erradicar este tipo de conductas.
El balón está ahora en la cancha de las autoridades de seguridad en el estado y en la ciudad, y es que ya en materia de directivos y federativos se han tomado medidas y acciones sin que éstas rindan fruto alguno.
Ojalá que quienes tienen en sus manos la seguridad y la protección de los que habitamos en San Luis Potosí, pongan punto final a hechos de violencia tan lamentables y así, -muy pronto-, recobremos esa fama que de estadio seguro y estadio familiar que teníamos.