Recuerda usted aquellas frases que en el año de 1974 veíamos en la televisión y escuchábamos en la radio con mucha frecuencia “la familia pequeña vive mejor”, “vámonos haciendo menos”, “planifica”; esto en razón de que en aquellos años las familias mexicanas tenían en promedio 7 hijos y había la necesidad de detener la explosión demográfica, por lo que la CONAPO puso en marcha una estrategia de comerciales en medios masivos obteniendo la disminución del promedio de 2 hijos por parejas.
La definición de libertad es la facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de la sociedad, entendiendo que la libertad es un derecho humano básico, elemental. Según el Dr. Ignacio Burgoa Orihuela en aquel libro ya clásico de “Las garantías individuales” y que ahora, a partir de junio de 2011, más bien se refieren a los Derechos Humanos y a las Garantías Constitucionales que los protegen, quien define la libertad como “la cualidad inseparable de la persona humana consistente en la potestad que tiene de concebir los fines y escogitar (sic) los medios respectivos que más le acomoden para el logro de su felicidad particular. Por otro lado, el vocablo latino procreatio está en nuestro idioma como procreación denominando así al acto y la consecuencia de procrear: engendrar un nuevo ser. Entendiendo a la procreación entonces como un proceso biológico que consiste en la reproducción y multiplicación de la propia especie. La libertad de procreación se encuentra dentro de las garantías de libertad.
En diferentes artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se encuentran señaladas las garantías de libertad. En el segundo párrafo del artículo 4° se señala la libertad de procreación, artículo que ha sido reformado en varias ocasiones y que dice: Toda persona tiene el derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el esparcimiento de sus hijos. Esta disposición contiene un derecho de libertad; la libertad que corresponde a todo individuo de decidir, “de manera libre, responsable e informada”. Es importante destacar que la libertad de procreación supone tanto la posibilidad de determinar si se quiere tener hijos, como la de determinar no tenerlos sin que el Estado pueda interferir en esta decisión. La libertad de procreación protege a la familia pues la registra como la célula base de la sociedad. La misma interrupción del embarazo en las primeras doce semanas es un derecho inscrito legítimamente en estas libertades.
La responsabilidad que recae en el Estado para que el derecho de procreación sea ejercido a plenitud tiene que ver con acciones legislativas como leyes y reglamentos a nivel local y federal; con servicios de salud, campañas de información y aplicación de políticas públicas para el control de la natalidad y la atención de calidad y calidez esto en relación con lo señalado en el artículo 4° constitucional que indica el derecho de protección a la salud. Todas las mujeres deben tener acceso a ser atendidas durante la gestación, el parto y post parto, lo que no siempre sucede produciéndose así la llamada “violencia obstétrica” entendida esta como cualquier acción u omisión por parte del Sistema de Salud que cause daño físico y/o psicológico a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio.
En México no existe una natalidad impuesta, sino que se da la libertad a los padres de decidir de manera libre de tener los hijos que puedan mantener, educar. Sin embargo, el pasado 18 de septiembre se dio una denuncia sobre posible Histerectomías Masivas practicadas sin consentimiento de las afectadas en un Centro de Control de Migrantes; esto propició múltiples denuncias como la de 170 legisladores que exigen investigación sobre violaciones a derechos humanos y civiles generados por las políticas anti migrantes de Donald Trump.