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Opinión Retruécanos
LA TORMENTA QUE NO LLEGÓ
23/08/20 | 10:22 | Por: Pedro Olvera Vázquez
Aunque hubo más que amenazas y barruntos el ciclón provocado de quienes habían corrido la voz para reventar la LIX Reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores realmente no se dio. Seguramente no fue suerte ni rezos o plegarias, sino una adecuada previsión y operación política de organizadores.
Recuerdo que Shumpeter y Roussell, señalaban que, aunque la Democracia es un régimen, la buena democracia requiere de algo más que métodos y reglas para decidir quiénes y cómo; y se referían específicamente a la participación indispensable y comprometida de la mayoría de los más importantes actores. Así se puede medir la calidad de una democracia en cualquier ámbito o tamaño del grupo donde se escenifique y mida el régimen que se juzga. Autores más antiguos señalaban que para ese régimen de Gobierno tan complicado era necesario un grupo pequeño, en igualdad de condiciones y educación, en una palabra, de calidad para que pudiera existir una democracia. Obviamente hoy existen muchas formas y diseños de las democracias, casi diríamos diferente en cada país, aunque lleguen a tener similitudes. Pero invariablemente es innegable la necesidad de participación social que enriquece y legitima. La Conago, aunque más allá de cumplir alguna disposición Constitucional que no existe ni sería necesaria -antes bien la enturbiaría- tiene un innegable signo representativo independiente, mas no reñido, con la representatividad Federalista de los Senadores de la República o más fragmentada distrital y/o proporcionalmente con los Diputados de cada entidad Federativa.

¿Quién puede soslayar que los Jefes Políticos de cada entidad de las que conforman el Pacto Federal son los Gobernadores? ¿Cómo podría rebatirse o cuestionarse que las gubernaturas implican una buena parte de la representatividad que caracteriza o debe caracterizar a nuestra república? Esto, aunque no existan normas categóricas y específicas, aunque si de carácter sistemático en nuestro marco legal Federal. Ahora bien esa representatividad puede ser teórica o fáctica, permanente u ocasional para alguna circunstancia que se presente. Pero para que sea permanente y sólida han debido pasar muchos años y luchas desde 1824 para acá. Sin muchas vueltas la representatividad se ha vigorizado y exhibido para bien o para mal, apenas con la primera alternancia política ocurrida para bien o para mal en el año 2000 y paralelamente con la nueva administración se organizaron los Gobernadores, pero nunca con tanta participación y criticismo como hasta ahora, a la llegada del menos esperado y menos acostumbrado estilo de gobernar y con la nueva percepción y modelo de Gobierno.

Sin duda, la participación social plena que implica una libertad para decir las cosas tiene que ver. Sin embargo, equivocados o acertados, pero sí legítimamente algunos de esos Gobernadores planteaban desde inicios del año y más intensamente cuando la pandemia empezó a agriar las cosas a cada paso e ininterrumpidamente hasta ahora y quien sabe por cuánto tiempo más, con las secuelas trágicas de salud, enfrentamientos sociales, crisis económica, desempleo y crisis política. Resurgió una antigua demanda de revisar el Pacto Fiscal sobre el que descansa el mismo Federalismo, pero ahora con amagos más estridentes. Con un gran esfuerzo y enorme riesgo, el Gobernador de San Luis hizo un frente digno y conciliador de lo que podía significar esta sesión en los meses que corren, con los riesgos que rampantes ventean toda la república.

La sesión LIX con gran expectativa esperándose que no hubiese acuerdos. Los hubo y son más y mejores de lo que se pudo haber esperado. Un éxito rotundo. No para el Presidente, no para los Gobernadores sino para todos. Sin paja pueden enumerarse la Revisión del Pacto Fiscal; el apoyo Federal extraordinario para todas las entidades -aún para los que no vinieron que fueron muy pocos-; el resarcimiento de lo que puede adeudarse a los Estados; el trazo conjunto de programas de reactivación económica con el consiguiente apoyo económico; el replanteamiento de políticas de Salud Consensuadas, no solo para la pandemia más grave hoy, sino para las adicciones, obesidad, diabetes, hipertensión etc.
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