San Luis Potosí, S. L. P. México
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Opinión Retruécanos
DEL TAMAÑO DEL RETO ES EL PREMIO
09/08/20 | 10:17 | Por: Pedro Olvera Vázquez
Como no podemos cambiar a los hombres a cada paso, cambiamos las instituciones (Jean-Lucien Arréat)
Una diferencia simple pero importante, ya desde el comienzo de esta nueva cabeza de la Conferencia Nacional de Gobernadores, es que tanto el Gobernador saliente (Mendoza Davis) como el flamante líder (Juan Manuel Carreras) acudieron al acto formal de transmisión al mismísimo despacho del Presidente de la Republica. Eso, en el clima de respeto y cordialidad que fue gratamente perceptible en el evento, habla de un esperanzador comienzo de acuerdos entre los líderes que conducen este país. Aunado a ello el Presidente AMLO se comprometió de iniciativa propia a venir a San Luis a la primera Asamblea de la CONAGO. Sin duda esto habla de que los Gobernadores y Presidente están tomado el toro por los cuernos para no dejar crecer más los desentendidos y superar los desencuentros que ya se han dado y que no pueden soslayarse. Antes bien habrá que reconocerlos, reconocer orígenes y con desapego darle vuelta a la página buscando el “como sí” de cada problemática. Eso es el Nuevo Federalismo, nuevo no porque sea un invento a estrenarse, sino porque nunca se ha logrado cimentar un Federalismo autentico en el que cuenten las opiniones, ideas y propuestas de cada una de las partes. El momento es crucial no solo por esto sino por los elementos contextuales que atravesamos, a saber: La peor pandemia en muchas décadas, con increíbles alcances que trasponen las fronteras y globalizan tal vez como nunca una crisis humanitaria de salud de tamaños Dantescos; de igual manera y derivado del mismo factor, la crisis económica mundial que no ha respetado a los más grandotes, ni a la Unión Europea cuya media en el descenso del crecimiento rebasa hacia abajo el -9% de nuestra República. Aunado a ello el impacto e inconformidad de orden político y social que golpea a los diversos estratos de la población, con desempleo, depresión de la actividad económica, el incremento en las materias primas, la peor precarización del salario, muchas actividades irremediablemente suspendidas con todos los efectos en la integración familiar, la inconformidad de grupos sociales y la consecuente desconfianza en las autoridades que desemboca en variados niveles de ingobernabilidad. No es fatalismo ni critica superficial, es el reconocimiento que cualquiera en diferentes palabras puede hacer y sin duda se hace en la cotidianeidad. Agréguele que nos encontramos en el preámbulo de unas elecciones determinantes en la correlación de fuerzas que dará rumbo al país, para bien o para mal, en el devenir político y social. Pues ese contexto crítico y clave es el que delinea el reto que enfrentamos y que directamente toca combatir a los gobernantes que ocupan hoy las máximas representaciones ciudadanas; del tamaño del reto es el premio, reza el refrán y es al Gobernador Carreras a quien le corresponde ahora navegar en los cuatro meses pico. El inicio de su gestión muestra claramente la confianza no sólo de sus compañeros sino del Presidente. Su papel será el de un gran conciliador y mediador que a la vez construya los acuerdos, los diseñe y equilibre entre los pesos y contrapesos que ahí fluyan. Lo hará seguramente con la paciencia de un escucha que propicie el debate de las ideas y las materialice. Las circunstancias con más que complejas pues luego de muchas décadas en que la costumbre y el presidencialismo plasmado en la Constitución y Leyes, inhibían una participación abierta, el nuevo régimen ha propiciado un amanecer eufórico que, en la libertad no experimentada, a veces rebasa las formas pertinentes. Son los nuevos tiempos los nuevos retos, las nuevas normalidades; y los timoneles que hoy conducen habrán de mostrar la fuerza del entendimiento y esgrimir como la mejor arma los acuerdos como única vía para salir del túnel. Eso implica lealtad con las ideas, los principios más elementales y la nación que les confió sus intereses superiores.

Indudablemente, para gobernar se precisa la firmeza; pero también mucha flexibilidad, paciencia y compasión. (Henri Lacordaire)
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