Todos los que hemos sido estudiantes universitarios o profesores deberíamos retribuirle en alguna forma y abonar para que otros tengan la oportunidad de transformar su desarrollo personal y que esa oportunidad vaya siendo cada vez mejor y, sobre todo, que tenga un rumbo de transformación social. ¿Hasta dónde lo hemos logrado? ¿A dónde van las Universidades?
La "Universitas" es una Instrucción muy antigua pero aún vigente. Se le reconoce como una corporación gremio o sindicato de personas deseosas de estudiar más allá de los mentores personales en claustros y domicilios de la antigüedad y luego en el medievo. Sabemos que grupos de estudiantes conseguían la participación de Profesores que los formaran en distintas disciplinas. Con el tiempo se tuvo que ir definiendo el propósito que más allá del aprendizaje liso y llano habrían de tomar las Universidades, pues algunas cuidando una mejor y conservadora "Reproducción de Clase" terminaron por hacerse elitistas como la de, Cambridge, Oxford, las universidades catedralicias, pontificias, etc. Y además se utilizaron para hacer frente a la entonces nueva figura política en el escenario después del Feudalismo que era el surgimiento del Estado; esto provocó que también empezaran a surgir Universidades más Públicas o sostenidas por el Estado como la Universidad de Paris, la de Edimburgo.
En esta última estuvo Charles Darwin hasta que la familia lo mando a Cambridge por estar dispersando su atención en cuestiones ajenas a la medicina, sin embargo de nada sirvió, aún en Cambridge, el naturalista siguió con sus investigaciones fortalecido en el esquema de libertad de estudio (que luego fundamentaría también la libertad de cátedra) que es connatural a la Universidad como institución. Sin embargo esa libertad y posibilidad de desarrollo personal no representaba el rumbo de transformación social que se llegaría a alcanzar con la misma suma de transformaciones personales del pensamiento. Menciono brevemente lo histórico pues los Centros de Pensamiento en cada país y región han marcado la cantidad de logros tecnológicos, científicos y de pensamiento social humanitario que los caracterizan.
En México y en San Luis Potosí, hemos optado o quizá el descuido, la inercia y la burocracia negligente nos ha llevado a un esquema en el que la Universidad Pública y una buena parte de la privadas concebidas solo para negocio, han privilegiado el ascenso social como expectativa y se encuentran inmersas en una evaluación punitiva que tiene a la certificación –titulación- como el bien más preciado, la meta mágica que cambiará la vida de estudiantes cuyos padres sostienen ese gasto más que como inversión, como una azarosa apuesta "a ver que sale cuando salga"; las universidades en México son todavía utilizadas -salvo la mejor conciencia de algunos- como guarderías de jóvenes mientras agarran algo y obtienen esa certificación. Los maestros deben dedicarse con mayor tiempo y no solo asistir como una actividad complementaria a impartir una clase mal pagada que termina frustrando -excepciones contadas aparte- sus mejores intenciones. Urge que rescatemos el espíritu Universitario, el pensamiento crítico y las posibilidades económicas para los centros de pensamiento que deben ser el cerebro de un Estado que, de suyo se ve rebasado por avances tecnológicos que no nos encuentran preparados para cambios que ni siquiera imaginamos; de un futuro ya encima en carrera vertiginosa. La UASLP parece otra vez bajo el mando de alguien progresista. El Dr. Zermeño ha dado algunas muestras de que quiere hacer bien las cosas. UNIVERSIDAD FRENTE A LA ADVERSIDAD.