LA CORRIENTE DEMOCRÁTICA ¿;;Dónde quedo? ¿;;Se la llevó la corriente? Llegó a mis manos partes del libro "CORRIENTE DEMOCRÁTICA, Alternativa frente a la crisis" que compila ensayos de los principales integrantes fundadores de lo que fue tal movimiento, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo. Pedro Félix Gutiérrez psicólogo e investigador social potosino realiza la presentación y funge como editor de este trabajo, no obstante, la lectura del borrador me ha motivado a comentar algo sobre ese fenómeno que en apariencia está lejano en el tiempo y en el contexto político y social que vivimos, pero del que en realidad experimentamos hoy, consciente o inconscientemente, sus secuelas y efectos.
Es conocido el calificativo de parteaguas del sistema y de la política mexicanos, al año de 1988 por las elecciones presidenciales en las que resultó ungido Carlos Salinas de Gortari bajo graves sospechas de fraude y la famosa caída del sistema, que algunos veinte años después fuese confirmada por Miguel de la Madrid Hurtado, en aquel entonces el mismísimo presidente que ejecutara el "dedazo" del candidato Presidencial priísta. Se verificaba así la primera elección perdida por el hasta entonces hegemónico e invencible PRI, aunque esto se haya corroborado indudablemente tantos años después. Quizá por la evasión y auto engaño que sus mismos correligionarios experimentaban, el PRI no daba trazas de cambiar, pero no solo cambiaba el PRI sino el sistema y el país mismo. Se habían conjugado eventos como el sismo de 1985 por el cual el Gobierno había mostrado incapacidad y hasta negligencia frente a una población organizada, solidaria e independiente frente a la adversidad, la devastación y el olvido gubernamental.
El país ya de por sí se encontraba sumido aún en la crisis posterior a la frivolidad y supuesto boom petrolero que reventara al final del sexenio de López Portillo; pero además desde mayo de1986 había surgido en las mismas entrañas tricolores y después de un encuentro en Madrid entre Rodolfo González Guevara y Cuauhtémoc Cárdenas. La Corriente Democrática del PRI que cimbraba las estructuras priístas por el simple hecho de reclamar reglas claras para la elección de candidatos y el retorno a los principios socialdemócratas del Instituto.
Lejos de conceder o dialogar, se optó por la descalificación de los autocríticos que contaban además con prestigio y currículum partidista que les otorgaba mayor presencia de autoridad. Se impuso la disciplina y la tecnocracia neoliberal y la corriente democrática se desplazó fuera del PRI compitiendo incluso a la Presidencia, lo que a querer o no terminó horadando al tricolor...y a largo plazo, abonó fuertemente a la democratización mexicana, mismo que acaso, como cíclicamente sucede, se haya visto disminuida por los apetitos de las ultras derecha, izquierda y centro, por la insaciable corrupción.
Desde ahí, en aquellos años comenzó el declive priista sin que muchos como el que escribe lo hayamos comprendido sino al transcurso de los años; ahí se fraguó sin deliberación ni conspiración alguna, sino de forma natural, lo que sería la primera alternancia en el dos mil. Desde ahí se fueron consolidando los cuadros opositores que incluso detentan hoy el poder. Desconozco si en algún momento López Obrador haya pertenecido o simpatizado con la Corriente Democrática porque además de los 500 que formalmente abandonaron las filas priistas hubo muchos en la posteridad optaron por ese camino como el ex gobernador potosino Gonzalo Martínez Corbalá.
La pregunta ahora es si no hace falta una nueva corriente democratizadora de los demócratas de izquierda que en ciertos momentos parecieran creer que son los únicos en este proceloso mar de la política donde no hay muertos, solamente zombies y resucitados. Por el bien de la democracia, sean bienvenidas siempre las auténticas corrientes democratizadoras.