Entre pañuelos morados y coloridos huipiles, la activista y Premio Nobel de 1992 Rigoberta Menchú ofreció la conferencia “Voces de Resistencia: Mujeres, Justicia y Dignidad”, en el marco del Día Internacional de la Mujer en el Centro Cultural Universitario, donde destacó la lucha de las mujeres y señaló que a pesar de aún existir muchos temas pendientes en materia de género y desigualdad, consideró que se debe de reconocer los logros, crear comunidad y aprender de manera intergeneracional.
“En estos 45 años de cruzar fronteras no he perdido la sensibilidad, el amor al pasado histórico, que no lo puedo cambiar, pero le tengo amor al proceso en el que he crecido y he contribuido, ¿Quiénes van a seguir con este trabajo? Ustedes, las nuevas generaciones", señaló
Explicó que falta una conexión intergeneracional, que ve desde su visión de abuela y lamenta la falta de comunicación, así como una ruptura en el proceso de generar y transmitir en conocimiento y la sabiduría que forman la memoria histórica.
Ante esta desconexión y lucha de poder, hizo un llamado tanto en hombres como en mujeres que tenga autoridad a ejecutarla con humanismo.
“También en las mujeres se requiere humanismo, que no quieran ser emperatrices, que quiten cabeza en camino.” Si tenemos el poder, usémoslo para el bien común, agreguémosle sensibilidad, humanismo, aportemos pedagogía, seamos humanistas" declaró.
En cuestión política destacó la llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer presidenta del país. “Rindo homenaje a México que tiene una presidenta estadista, todas las mujeres quisiéramos tener una”.
Además, reveló que próximamente podría nacionalizarse como mexicana y votar, “Voy a ser ciudadana en papel”.
La activista recordó que fue en México donde obtuvo su primer empleo formal como investigadora y ha continuado su carrera en la docencia de derecho indígena en la UNAM.
Finalmente, sobre las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer, llamó a mantener la paz y evitar la violencia. “Quisiera que cada marcha fuera un símbolo de la marcha pacífica. En el pasado hicimos marchas pacíficas, me refiero a que no usemos la violencia para la reivindicación... yo hubiera querido meter a la cárcel a todos los que torturaron a mi madre, que tuvieran la pena capital por 500 años, pero no me puedo quedar en eso, creo que la actitud que tienen que tener los jóvenes es ocupar la inteligencia para conquistar los espacios que merecen ocupar dignamente” concluyó