Y no les falta razón si se recuerda que los gobernadores del estado emanados del tricolor utilizaron el control del partido más en función de sus intereses que con el fin de fortalecerlo... hay varios ejemplos.
En este orden se recuerda que, para empezar, el profesor Carlos Jonguitud Barrios aprovechó al partido para obstaculizar el arribo a la candidatura gubernamental de Fausto Zapata Loredo, al que consideraba se acérrimo enemigo, a efecto de abrirle el paso a la misma a Florencio Salazar Martínez, quien a su caída dejó un caos político y tras repetidas ratificaciones de su relevo, Leopoldino Ortiz Santos, se abrió lugar a Fausto Zapata, quien por su efímero paso por la gubernatura y los conflictos que rodearon su arribo dio lugar a que el PRI iniciara su cuesta abajo
Pasadas las turbulencias políticas de esa etapa llegaría a la gubernatura Horacio Sánchez Unzueta, quien además de negarle apoyo económico al tricolor, por lo que hasta el servicio telefónico le cancelaron, aprovechó su mando sobre el partido para coronar exitosamente su proyecto de imponer como su sucesor en la gubernatura a Fernando Silva Nieto y cerrar el paso a la candidatura a Juan Ramiro Robledo. Tan le negó el apoyo financiero a su partido que la entonces dirigente estatal, Yolanda Eugenia González, si requería hacer una llamada telefónica tenía que ir a la caseta pública que estaba en las afueras de la sede estatal.
Ya con Silva Nieto en la gubernatura, al complicársele la designación del candidato gubernamental y nominar a un priista sin peso político como lo era Luis García Julián, luego de que el empresario Miguel Valladares no aceptó la encomienda, el tricolor se fue a pique y perdió por primera vez el gobierno estatal con el panista Marcelo de los Santos.
Luego, con un gris gobernante surgido de sus filas, como Fernando Toranzo Fernández, el partido cayó en un hoyo del que aún no sale.
Con Juan Manuel Carreras, el tricolor pareció ser sepultado boca abajo, por aquello de que si quisiera salirse se enterraría más, además de que los pocos simpatizantes que le quedaban optaron por abandonar sus filas decepcionados por el corrupto gobierno carrerista, que lucía la etiqueta de priista y que su única preocupación por el partido era tener en la dirigencia a alguien que solapara incondicional y ciegamente sus descarados saqueos a las arcas estatales, a lo que se sumó la “chaquetera” actitud de JMCL de respaldar en la disputa por la gubernatura a una candidata de un partido rival como lo fue Mónica Rangel Martínez, postulada por Morena, mientras que al candidato de la coalición PRI-PAN-PRD y PCP, Octavio Pedroza Gaitán, prácticamente lo abandonó a su suerte, sin proporcionarle la más elemental ayuda institucional, por lo que terminó sucumbiendo en las elecciones ante un incontenible Ricardo Gallardo Cardona. La derrota, como suele ocurrir en esos casos, ocasionó una fuerte desbandada de militantes priistas de la que no logra reponerse.
Para colmo del tricolor, las versiones sobre el cambio de dirigencia manejan como posible relevo del actual presidente del CDE a un cuestionado personaje: Oscar Bautista Villegas. Sin embargo, también a la exalcaldesa de Catorce, Sara Rocha, quien logró catapultarse en el pasado por su grata presencia física. En tanto que el ex diputado OBV es considerado un hombre de gran fortuna económica acumulada en gracias al manejo oscuro de fondos estatales y federales a su cargo, de programas de apoyo a los productores del campo, así como de peticiones a alcaldes desde la legislatura local, que al descubrirse detonaron grandes escándalos que lo han marcado como alguien desprestigiado y carente de autoridad moral y política. como para ser el que pueda darle respiración artificial al PRI.