Por lo menos, en este sentido el gobernador Ricardo Gallardo Cardona ya mostró su disposición de mantenerse a distancia de la posibilidad de comenzar a acumular préstamos que al final de su gestión sean causa de condenas generalizadas de la gente o motivo de agresiones y reproches de quien llegue a sucederlo.
Dicha postura la planteó al descartar la intención de contratar un crédito por 2 mil 500 millones de pesos que estarían destinados a financiar proyectos de infraestructura, posibilidad que dio a conocer los primeros meses de su gestión.
Lo más saludable para su administración y las finanzas estatales es que los proyectos que financiaría con el nuevo préstamo no se suspenderán ni se sentará a tronarse los dedos por no saber qué hacer para conseguir los recursos económicos señalados, pues ya cuenta con algo así como 2 mil millones de pesos que requiere para continuar su intenso ritmo en el arranque de nuevas obras, de los cuales, sorprendentemente, mil 500 millones los habría obtenido de los ahorros de gastos de la administración conjuntamente con las políticas de austeridad aplicadas desde la Oficialía Mayor del gobierno estatal. Otros 500 millones los ha obtenido merced a las gestiones de apoyos extraordinarios ante el gobierno federal de tal suerte que los 2 mil millones ya se encuentran disponibles en las arcas estatales.
De mantenerse en esta línea, RGC podrá evitarse el triste final de sexenio que tuvieron varios de sus antecesores por el acumulamiento inmoderado y nebuloso de su deuda pública como le pasó a Marcelo de los Santos por el crédito por mil 500 millones de pesos contratado a fines de su sexenio, así como a Fernando Toranzo, quien taimadamente a lo largo de su periodo hilvanó una deuda pública por 22 mil millones de pesos que sirvió a su relevo Juan Manuel Carreras para culparlo de todos los males, lo que no obstó para que en su mandato mantuviera ese colosal endeudamiento público por más de 20 mil millones de pesos calificado como la parte medular de la “ herencia maldita” que le dejó a Ricardo Gallardo, quien aprendiendo en cabeza ajena, por lo pronto, ya desechó la idea de construir una deuda pública que le traiga al final de su ejercicio la condena de los que hoy gobierna.
ALPISTEANDO
La clasificación que dio el INEGI al ayuntamiento capitalino encabezado por Enrique Galindo Ceballos como el quinto más efectivo del país, fue por buenas calificaciones en políticas públicas como el servicio de limpia, recolección de residuos recuperación de espacios públicos y demás... En este sentido ni modo que los escépticos digan que el organismo calificador puede vender tan altas calificaciones, pues las aplica con base en análisis rigurosos de todos los factores que toma en cuenta, pero la verdad es que sí es uno de los mejores de México según, ese instituto, privilegio que nunca antes ninguna administración capitalina logró por los alcaldes que tuvimos que no pasaron de regulares a francamente malos lo que obliga a Galindo a no perder el paso ni a echarse a la hamaca pues los hechos le indican que va en el camino correcto hacia un futuro político promisorio... En el Congreso del Estado pareciera que los diputados buscan superar lo hecho por los que los antecedieron en eso de tener la peor imagen, como lo reflejan los escándalos que se generan al interior del Poder Legislativo; parecía difícil que lo lograran pero están empeñados en hacerlo pues la mayoría de los diputados saben que después de esta etapa será complicado que vuelvan a ocupar otro cargo de elección.