Una exposición inmersiva y envolvente, que lleva al espectador a un viaje multisensorial de sonido, luz, sombra e instalación, es la que se inauguró este viernes 21 de febrero en el Museo Federico Silva Escultura Contemporánea, a cargo del artista Rubén Maya.
“Transmutaciones del psico-ser activo, luz-sombra”, que invita a reflexionar sobre la propia luz y el ser interno, se encuentra en dos salas del recinto, donde cada una lleva a experimentar diferentes sensaciones en un espejo artístico.
En entrevista con Exprés, Rubén Maya comentó que es un compendio de instalaciones realizadas desde 2003 hasta 2024 y surgió a partir de la invitación de Enrique Villa, director del museo, con quien comparte vínculos desde su juventud en Querétaro.
Dijo que la selección de piezas se estructura en torno al concepto de la “sombra psíquica”, una exploración del lado oscuro de la personalidad desde una perspectiva junguiana.
LUZ Y SOMBRA
Maya describe su obra como “intervenciones espaciales”, en las que la selección y disposición de las piezas se adapta a la arquitectura del museo, creando un diálogo entre la instalación y el espectador.
“Cada pieza activa un sentido de transmutación psicoespiritual, es un espejo intrapsíquico que confronta al público con su inconsciente”, explicó.
Dijo que esta exploración del lado oscuro de la mente busca llevar al espectador a una introspección profunda, enfrentándolo a sus propios miedos, dudas y conflictos internos.
La exposición presenta una diversidad de personajes simbólicos que encarnan mutaciones entre lo humano y lo animal, como figuras con cabeza de mujer y cuerpo de toro, o niños en contorsión que evocan la génesis de los traumas psíquicos desde la infancia. “El niño es pura sensibilidad y absorbe la ansiedad o neurosis de los padres. Si no encuentra una vía de escape, esa carga emocional lo acompaña hasta la adultez”, reflexionó.
Su obra pone en evidencia los procesos inconscientes y la carga emocional que muchas veces reprimimos, permitiendo una catarsis visual y conceptual.
EL LADO OSCURO
El artista subraya que su interés en lo “oscuro” se enfoca en el misterio, no en la violencia. “Me gusta lo enigmático, lo raro, pero nunca lo sangriento ni lo agresivo”, aclara.
Para él, la oscuridad no debe confundirse con el caos o la destrucción, sino con un espacio de autoconocimiento y transmutación. “No me interesa la violencia en mi obra, no quiero representar el dolor físico o la crueldad. Mi trabajo habla de lo psicoespiritual, de lo que no se ve, pero se siente profundamente”, agregó.
Mencionó que algunas piezas pueden generar una sensación de inquietud, algo que el público ha experimentado en exhibiciones anteriores. “Los visitantes suelen hablar de una incomodidad, pero no una que los aleje, sino una que los enfrenta a sí mismos”, comentó.
VÍNCULO CON EL SONIDO
A nivel técnico, la muestra incorpora materiales como resina, yeso policromado, hilo y vendas de yeso. Asimismo, la experiencia de una de las salas se complementa con cantos tántricos realizados por el propio artista, diseñados para proteger energéticamente al espectador durante su recorrido.
“Estos mantras sirven como un resguardo para quien se ve reflejado en el espejo del personaje”, explica. En este sentido, el sonido funciona como un vínculo entre lo material y lo inmaterial, reforzando la dimensión psicoespiritual de la muestra.
Si bien algunas piezas han sido exhibidas en el pasado, esta es la primera vez que “Transmutaciones del psico-ser activo, luz-sombra” se presenta como un conjunto articulado.
