El Gobierno de Donald Trump logró ayer imponer sus términos al Presidente colombiano Gustavo Petro, quien intentó resistirse a recibir vuelos con deportados desde Estados Unidos en aviones militares. La controversia escaló rápidamente con amenazas de sanciones y medidas de represalia entre ambos países.
UNA CRISIS QUE DURÓ MENOS DE UN DÍA
El enfrentamiento diplomático inició cuando Petro desautorizó el aterrizaje de dos aeronaves militares estadounidenses que trasladaban migrantes deportados a Colombia, pese a haber aprobado previamente el procedimiento. El mandatario colombiano argumentó que los deportados debían ser tratados con dignidad y que no era apropiado transportarlos en aviones de uso militar.
La respuesta de la Casa Blanca no se hizo esperar. Trump amenazó con imponer aranceles de entre el 25 y el 50 por ciento a productos colombianos que ingresaran a Estados Unidos y revocar visas de funcionarios y aliados del Gobierno de Petro. “¡No permitiremos que el Gobierno colombiano viole sus obligaciones en relación con la aceptación y el retorno de los criminales que forzaron a entrar a Estados Unidos!”, expresó el presidente republicano.
REPRESALIAS Y CONTRAMEDIDAS
En respuesta, Petro contraatacó anunciando la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 50 por ciento a importaciones estadounidenses en Colombia. También defendió su postura difundiendo un video que mostraba supuestos abusos cometidos contra migrantes deportados, quienes habrían sido enviados a Brasil esposados y encadenados.
Sin embargo, la presión de Washington aumentó cuando Marco Rubio, Secretario de Estado, reveló que Petro inicialmente había aprobado los vuelos, pero retiró su autorización cuando las aeronaves ya estaban en el aire. En represalia, la Embajada de Estados Unidos en Bogotá suspendió la emisión de visas de manera inmediata.
ACUERDO Y CONCESIONES
Horas más tarde, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció que Colombia había aceptado los términos exigidos por Trump. Según el acuerdo, Bogotá se comprometió a recibir a todos los migrantes colombianos deportados de Estados Unidos, sin restricciones ni demoras, incluso si son trasladados en aviones militares.
A pesar de ceder en el conflicto, el Gobierno de Trump decidió mantener las restricciones de visado para funcionarios colombianos y reforzar las inspecciones aduaneras de productos procedentes de Colombia. Por su parte, el Canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, confirmó el acuerdo y calificó el resultado como la superación de un “impasse” diplomático.
La crisis dejó en evidencia las tensiones entre ambos gobiernos y marcó un nuevo capítulo en las complejas relaciones entre Estados Unidos y Colombia.