La caída de Inversión Extranjera Directa (IED) registrada a nivel nacional, incluso en San Luis Potosí, durante el primer semestre de este año, obedece a la incertidumbre que rodea los mercados debido a la posible reforma al Poder Judicial., según la Directora de Análisis Económico y Financiero de Banco BASE, Gabriela Siller.
Esta situación ha impedido que México capitalice completamente las oportunidades que ofrece el nearshoring, una tendencia global que ha llevado a muchas empresas a trasladar su producción más cerca de los mercados de consumo.
En entrevista, Siller explicó que, aunque el nearshoring debería estar impulsando un aumento significativo en nuevas inversiones, la realidad es que la mayoría de la IED reportada en la primera mitad del año proviene de la reinversión de utilidades.
“En cuanto a nuevas inversiones, estamos viendo las cifras más bajas para un segundo semestre desde 2016, lo que es preocupante dada la que parecía una coyuntura favorable por el nearshoring,” señaló.
La reforma judicial, propuesta por el gobierno y que incluye cambios significativos en la estructura del Poder Judicial y la eliminación de organismos autónomos, ha generado un clima de incertidumbre que afecta la confianza de los inversionistas.
Siller advirtió que este contexto político adverso se agravará si el Congreso de la Unión aprueba las modificaciones, lo que podría tener repercusiones negativas en la atracción de capital extranjero a México.
“Las modificaciones constitucionales que se proponen restarán certeza jurídica, lo que no solo frenará las inversiones fijas, sino también las especulativas,” advirtió.
El impacto de esta incertidumbre podría extenderse más allá de la inversión directa. Según Siller, la situación podría llevar incluso a recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana del país, lo que aumentaría el costo del financiamiento para México y afectaría su capacidad para mantener el ritmo de crecimiento económico. “La reforma judicial no solo afectaría la atracción de inversiones, sino que también podría debilitar la posición financiera del país a nivel internacional,” agregó.
A pesar de estos desafíos, México sigue siendo un destino atractivo para las empresas que buscan acercar su producción a Estados Unidos, especialmente en sectores como el automotriz y la manufactura avanzada.
Sin embargo, para capitalizar plenamente estas oportunidades, será crucial que el país ofrezca un entorno político y legal estable que inspire confianza en los inversionistas. “Estamos en un momento clave, y lo que suceda en los próximos meses determinará si México puede aprovechar el nearshoring o si las oportunidades se desvanecerán debido a la incertidumbre política”, concluyó.
